miércoles, 1 de octubre de 2008

DOMINIQUE LAPIERRE : UN ARCO IRIS EN LA NOCHE : DOMINIQUE LAPIERRE : A RAINBOW IN THE NIGHT: 多米尼克拉皮埃尔:彩虹在夜间:


Es uno de los autores que más venden en España, desde hace 40 años. Ahora, dentro de muy poco, llega su última creación, le escucharemos por las emisoras de radio y de televisión. La tarea mínima del escritor es componer un libro, la lucha titánica llegó a la hora de encontrar editor y someterse a la ordalía de la promoción.



Este último libro de Dominique Lapierre es la apasionante historia de una población y de la dura lucha, primero de los colonos bóers y luego de los negros nativos lanzados al apartheid, personalizada la epopeya en el aún vivo Nelson Mandela. Tan lejano suceso, en el espacio y en el tema, prende el interés del lector. Lo sé muy bien porque el autor ha tenido la generosidad de pedirme que repasara el estilo de la edición en español, que es bastante buena. Libro sorprendente que nos descubre con nitidez un trozo del planeta. Un gran libro.

El coautor de Oh, Jerusalén o ¿Arde París? y autor de La ciudad de la alegría o Más grandes que el amor, Dominique Lapierre, regresa a primer plano de la actualidad editorial con Un arco iris en la noche.

Se trata de la historia novelada de Sudáfrica, territorio que entró en la historia del mundo que escriben los europeos en 1487, con la llegada de un navío portugués comandado por Bartolomé Díaz. Los portugueses fundaron una pequeña localidad, junto al que bautizaron Cabo de Buena Esperanza, a fin de garantizar el avituallamiento de los barcos que navegaban hacia la India.
Casi dos siglos después, en 1652, un grupo de holandeses --que navegaban bajo la órdenes de Jan van Riebeek-- que trabajaba para la poderosa Compañía de las Indias Orientales también se estableció en la zona para, entre otras cosas, cultivar verduras y aprovisionar a las tripulaciones de los buques que se dirigían hacia Indonesia, fundamentalmente para disponer de alimentos frescos y combatir el escorbuto.





Sin embargo, mientras los portugueses se limitaron a mantener su destacamento como servicio logístico para su flota, los calvinistas de los Países Bajos se adentraron en el país, descubrieron la feracidad de sus tierras y la existencia de oro y diamantes. Al paso de medio siglo, varios miles de holandeses y flamencos más unos cientos de alemanes ya controlaban vastas zonas. Así se creó la nación de los boer (luego más conocidos como afrikaners), que a principios del siglo XX pasó a ser colonia británica.


Los afrikaners y los anglosajones convivieron y se repartieron las riquezas con relativa armonía hasta poco antes de estallar la segunda guerra mundial, cuando la mayoría de los primeros tomaron partido por la Alemania nazi. Finalizado el conflicto, en 1948, los afrikaners y los más conservadores de los blancos de origen británico dieron forma institucional al régimen de segregación (apartheid), lo que convirtió Sudáfrica en una de las vergüenzas del siglo XX.




La historia --mejor dicho, las historias-- que narra Lapierre en Un arco iris en la noche abarcan, fundamentalmente, el casi medio siglo del régimen que empezó a morir en 1990, cuando el Gobierno blanco, incapaz ya de controlar la situación, se vio forzado a abrir la mano.



Lapierre ha invertido tres años en investigar, reconstruir hechos y personajes, por lo que se trata de otro de sus trabajos cargados de datos (lugares, fechas, cifras) y sensaciones (incluidos pensamientos); esa mezcla le ha permitido elaborar una sentida descripción de los avatares de una tierra que aún hoy no se ha recuperado de décadas de humillaciones y violencia institucionalizada.

El "veneno abominable" que engendró el apartheid en Sudáfrica está muerto y es irrepetible, sostiene rotundo Dominique Lapierre con motivo de la publicación en España de "Un arco iris en la noche", un fresco deslumbrante de cómo se gestó la "prodigiosa epopeya" que ha personalizado Nelson Mandela.

En una entrevista, este francés de 78 años, consagrado desde que tenía 50 a la lucha contra la pobreza y conocido por libros como "¿Arde París?", firmado con el ya fallecido Larry Collins o "La ciudad de la alegría", ya en solitario, no desfallece en su entusiasmo por Mandela, "un gigante, una luz de la humanidad como lo fue Gandhi".

"Un arco iris en la noche" (Planeta), es la apasionante historia de una población y de la dura lucha primero de los colonos bóers contra una naturaleza hostil y luego de los negros nativos por sobrevivir enfrentados sin piedad al apartheid -la palabra holandesa para "separación"-.

Con un directo estilo periodístico, Lapierre cuenta cómo unos plantadores de lechugas holandeses con fe sin límites en la literalidad de la Biblia llegan en 1652 al Cabo de Buena Esperanza con el único propósito de proveer de verduras frescas a los marineros.

Los holandeses y un poco más tarde los hugonotes franceses ambicionan tener sus propias tierras y pasan de ser boers (campesinos) a "propietarios" de África, afrikaners, pero apartados de la población nativa.

Hacen el "gran viaje" al interior del continente, luchan contra los británicos, atraídos por el hallazgo de oro y diamantes, y, a comienzos del siglo pasado, deciden profundizar en su separación de los negros. Inspirados en las "enseñanzas" de los nazis unos cuantos inventan el "repugnante régimen racista" que bautizaron como "apartheid".





"No tenían cámaras de gas pero todo lo que hicieron fue nazi, de la misma inteligencia e imaginación extraordinaria y malévola", subraya Lapierre.

Merced a ese complot, cuatro millones de blancos permanecieron aislados de 25 millones de negros, a los que sometieron a más de 1.700 leyes y disposiciones para garantizar la segregación racial, una "vergüenza execrable" que no murió hasta 1994 combatida por un "héroe legendario" llamado Nelson Mandela.

"Fue una fortuna extraordinaria para un país como Sudáfrica tener un gigante de la historia como Mandela, que después de 27 años de prisión por culpa de los blancos dijo al pueblo sudafricano que había que crear juntos un país de arco iris, en el que todas las razas se reconciliaran".

El libro, al que ha dedicado tres años de investigación, cuenta también las aventuras de los zulúes cortadores de cabezas y de los buscadores de oro y diamantes, y cómo se gestaron las "ruines y crueles" leyes que desafiaron atrevidos pioneros como el doctor Christiaan Barnard o Helen Lieberman.

Conocer a esta "madre Teresa" y su "ejemplo de cómo superar un odio tan extraordinario" le impelió a hacer un libro sobre ella pero luego conoció la historia del país y ya no pudo sustraerte a su hechizo.

Ahora los afrikaner son más de 5 millones pero está seguro de que en los descendientes de quienes inventaron ese sistema de segregación racial no anida el "mal" que retrata en "Un arco iris en la noche", del que el francés destina la mitad de los derechos de autor a una ONG india y a otra sudafricana.

"El veneno del apartheid ha muerto. Ahora hay otros problemas pero no tienen que ver con el color sino con la economía. Los pobres quieren lo de los ricos y la criminalidad tiene que ver con eso. El apartheid -asevera- está muerto y bien muerto".

En Francia ya se han vendido 200.000 ejemplares de la obra y en España, segundo país en el que se edita, espera que el éxito sea similar aunque cree que "el bombazo" será cuando salga en inglés, allá por Navidades, y se presente en Sudáfrica, donde, por fin, podrá conocer en persona a Mandela, "una inspiración para el mundo".





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